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Foto del escritorCarlos Roa Viana

¿Es Seguro votar hoy en Estados Unidos?

Actualizado: 14 oct 2020

Las venideras elecciones presidenciales del 3 de noviembre en Estados Unidos, configuran un nuevo panorama para este importante evento.



Pexels /@element5digital


Por un lado, la pandemia de COVID-19 está aún lejos de lucir bajo control, mientras la fecha se acerca y obliga a tomar las medidas adecuadas para completar el proceso electoral en condiciones tan particulares.


Durante estos meses, se ha comprobado que las comunidades étnicamente diversas, que suelen tener mayores dificultades al acceso al voto, también han sido más golpeadas por el coronavirus, lo cual las coloca en posición más vulnerable ante el proceso electoral.


Por otro lado, cuando la votación por correo puede ser más valiosa que nunca en medio de esta compleja situación sanitaria, el presidente Donald Trump ha arrojado dudas sobre la fiabilidad de esta vía para ejercer el voto.


Sin duda nos encontramos ante un escenario sumamente complejo, por lo cual Ethnic Media Services reunió en una teleconferencia para periodistas a expertos en asuntos electorales que pudieran brindar luces sobre esta situación, desmentir mitos y ofrecer consejos sobre cómo incrementar la participación de estas comunidades doblemente afectadas.

Muchas tareas, poco tiempo

Nathaniel Persily, del Proyecto “Healthy Elections” (“Elecciones Saludables”), perteneciente a la Universidad de Stanford, donde también es profesor de la Escuela de Leyes, se ha enfocado en trabajar estos últimos meses en la desinformación del votante, el discurso de odio y las redes sociales. Asegura con preocupación que “La pandemia tendrá un impacto severo en estas elecciones”.



Nathaniel Persily/Cortesía Ethnic Media Services


Considera que el mayor reto será mover a un número enorme de personas hacia una forma de votar distinta a la tradicional. “Nunca hemos intentado un cambio tan masivo en ese sentido”.


La solución sería migrar en lo posible a los electores al voto por correo, mientras se adecúan los centros de votación a la nueva normalidad. Considera que la realidad llevará a la mayoría de las localidades en el país a aplicar una mezcla de ambas alternativas. Sin embargo, el experto admite que sin duda es más fácil decirlo que hacerlo.


Lo que más le preocupa es la escasez de recursos para materializar estas soluciones.

“El bien más escaso es el tiempo, necesitaríamos 2 años en lugar de 2 meses. En cuanto a dinero, el Congreso asignó apenas el 10% de lo necesario. También necesitamos más trabajadores. La edad promedio de nuestros compañeros es 61 años y no se están presentando. Es algo que afecta especialmente a las comunidades afroamericanas”.

También le inquieta la escasez de instalaciones donde puedan implementarse centros de votación que permitan la distancia social.


Otros contratiempos son la excesiva descentralización que complica las decisiones, la complejidad de los procesos de contratación y procura, la necesidad de equipos adecuados, la polarización política y la imposibilidad de predecir cómo se va a comportar el virus en las próximas semanas.


Sin embargo, asegura que el estadounidense ha ido cambiando progresivamente su manera de votar, hacia modalidades de voto temprano o ausente. Una tendencia que podría frenarse, debido a la percepción de un sector sobre la posibilidad de fraude en el voto por correo. Según el vocero, no hay historia comprobable al respecto; aunque se ha vuelto un asunto de sesgo partidista, a partir de su mención por parte del presidente Donald Trump.

Pero hay que acotar también que el perfil del votante que usa metodos alternativos ha variado. Persily revela que tradicionalmente era blanco, de elavado nivel educativo y de edad mayor. “Ahora hay más diversidad, porque los demócratas tienden a solicitar con mayor frecuencia la boleta ausente, mientras los republicanos prefieren evitarla”.


Recuerda que, aunque los esfuerzos se estén enfocando en promover el voto por correo, también hay que apuntalar los centros de votacion, porque hay grupos que tradicionalmente prefieren ir a depositar su voto en persona, como sucede entre los afroamericanos. “Por eso, necesitamos trabajar también en los centros de votación”.


Revela que los votos ausentes de los afroamericanos son menos contados, porque se emiten con retraso o con errores. “Por ejemplo, hay gente que olvida firmar la boleta y eso trae problemas”.


Concluye diciendo que la tarea será educativa: “Hacer entender a la gente que los lugares para votar son seguros y que hay otras formas de votar, incluso emitir el voto desde el automóvil”.

Dificultades y soluciones

Andrea Miller es fundadora de la campaña “Reclaim Our Vote” (“Reclama nuestro voto”), la cual se define a sí misma como una organización de derechos civilies que trata de llegar al votante, organizada por el no-partidista Centro para un Piso Común (Center for Common Ground) de Virginia, con socios como Black Votes Matter y Mi Familia Vota.



Andrea Miller/Cortesía Ethnic Media Services


Su foco es el empoderamiento de los votantes sub-representados y adelanta adicionalmente las campañas “Let me Vote” (Permíteme votar) y “Count my vote” (Cuenta mi voto).


Miller comienza su exposición diciendo que en Estados Unidos existen 245 millones de personas elegibles para votar, de los cuales 48 milones estan inactivos o no han sido registrados.


Entre estos, hay 16.6 millones de personas pertenecientes a comunidades de color, grupo que engloba a afroamericanos, hispanos, asiatico-americanos y nativos americanos.


Le inquieta que algunos estados tengan reglas que considera excesivamente estrictas y que complican el acto de votación. “Por ejemplo, en Texas, debes renovar tu registro de votación cada dos años. En muchos estados del sur y algunos del oeste, si no votas te pueden colocar como votante no activo e incluso como no registrado”.


Refiere que algunas entidades regionales no ofrecen la posibilidad de registrarse el mismo día para los votantes, tampoco hay registro automático y por si fuera poco, aún muchos lugares padecen de intimidaciones en los centros de votación.


Miller recomienda crear una Fuerza Nacional de Voto, “Una nueva generación que se mueve a lo digital y encuentra allí su zona de confort”, lo cual le parece ideal. Esta fuerza estaría compuesta por gente menor de 40 años, quinenes serían menos suceptibles a enfermar por el COVID-19 y podrían crear un ambiente de bienvenida en los centros de votación para las personas vulnerables.

Comunicarse adecuadamente con el votante

Karthick Ramakrishnan, fundador y director de AAPI Data, desglosa al inmigrante registrado para votar a nivel nacional en un 25% de blancos, 34% de latinos, 28% de asiáticos, 11% de raza negra y 2% de otras razas.



Karthick Ramakrishnan/Cortesía Ethnic Media Services


Con el Center for Social Innovation y California Common Cause, AAPI Data está trabajando en cómo llegar a primeros votantes y a quienes tienen baja propensión a votar en California, de cara a las elecciones presidenciales 2020. Lo hacen bajo la premisa de que la forma de votar está cambiando y por lo tanto deben aproximarse a este grupo de forma distinta.


Su propósito es medir la conciencia existente sobre las distintas modalidades para ejerecer el voto, explorar mensajes para informar y motivar y, finalmente, generar recomendaciones para lograr este objetivo.


Entre sus hallazgos, destacan que “Las fuentes de información confiables varían por grupos, hay preferencia de votar por correo o drop-off debido al COVID-19, existe preocupación sobre si el voto por correo será contado”.


Este público confía en las organizaciones reconocidas de sus comunidades, en familia y amigos, tanto en medios tradicionales como en los dirigidos a específicamente a distintos grupos étnicos y en redes sociales, las cuales tiene la particularidad de ser muy segmentadas por edades y etnicidad.


De los focus groups se pudieron extraer interesantes sugerencias, como la solucitud de más información gráfica en el material impreso, imágenes de gente votando en las distintas modalidades y haciéndolo de manera segura y una presentación visual que sea culturalmente relevante.


También los votantes quisieran ver a grupos familiares en los mensajes, proponen cajas de drop off grandes y ubicadas en espacios públicos, colaboración entre oficiales electorales y grupos culturales para crear mensajes efectivos y crear reglas claras de obligatorio cumplimiento para el voto presencial con motivo del COVID-19.

Apoyo en el ejercicio de un derecho

La última intervención del encuentro estuvo a cargo de Terry Ao Minnis, directora senior de los programas de censo y voto para Asian Americans Advancing Justice, AAJC.



Terry Ao Minnis/Cortesía Ethnic Media Services


La vocera celebró el entusiasmo de a comunidad asiatico-americana con estas elecciones; pero también afirmó que hay muchos retos que enfrentar. “Debemos asegurarnos de que nuestra comunidad pueda ejercer efectivamente su derecho a votar”, afirmó.


Una de las maneras de impulsar esto puede ser sortear la barrera del idioma. “Tres de cada cuatro asiático-americanos hablan un idioma distinto al inglés en casa”. También un tercio de ellos tienen dificultades para comunicarse en inglés.


Son debilidades para enfrentarse a la boleta electoral, que contiene frases complicadas incluso para hablantes de inglés nativos.


“Además el proceso de votar es complicado y estamos hablando de personas que vienen de naciones con sistemas electorales muy distintos”. Relata que muchos necesitan ayuda con el idioma en los centros de votación y a veces no les es proporcionada.


Por si fuera poco, también deben enfrentarse a ambientes hostiles en el lugar –los cuales pueden crecer en el marco del COVID-19– y todo esto puede desembocar en impedimentos para ejercer su derecho y en una consecuente inercia de esta comunidad, que hay que combatir.


La representante de AAJC reveló que el voto por correo ha sido una solución para quienes tienen limitaciones con el idioma, ya que pueden votar desde la comodidad de su casa, tomando todo el tiempo que necesiten y buscando asistencia para entender los textos.


“Es importante que estemos conscientes de nuestros derechos y de que no podemos ser discriminados”. Reveló que hay legislación que provee el derecho a asistencia en lenguas asiáticas a los votantes.


Quienes no estén en las regiones beneficiadas por esta modalidad, tienen el derecho de llevar a alguien de su confianza para que los ayude con el proceso en el centro de votación, como un amigo o pariente.

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