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Foto del escritorCarlos Roa Viana

Hambre en Estados Unidos: secuela de la pandemia

Según el reverendo David Beckmann, presidente emérito de Bread for the World (Pan para el Mundo) and Bread for the World Institute, La pandemia ha provocado un significativo aumento del hambre en los Estados Unidos.


Foto referencial/Twitter de @FeedingAmerica

El experto cita un modelo económico de Feeding America indica que 54 millones de personas, entre ellas 18 millones de niños, pueden experimentar inseguridad en su alimentación en el 2020.

También trae a colación una encuesta anual de la Oficina del Censo encontró que 37 millones de personas, incluyendo 11millones de niños, estaban en situación de inseguridad alimentaria en algún momento de 2018.

Pero, según él, los datos actuales del censo indican que “La crisis es incluso peor que la estimación de Feeding America. Las encuestas semanales de la Oficina del Censo durante la pandemia (analizadas por el Centro sobre Prioridades de Presupuesto y Políticas) muestran que de 38 a 46 millones de personas –incluyendo a entre 9 y 17 millones de niños–, no comieron lo suficiente en una semana reciente, según otra información del Centro de Presupuesto y Prioridades Políticas”.


Foto referencial/Twitter de @FeedingAmerica


El reverendo Beckmann lamenta que las familias con niños sean las más afectadas. Basado en una pregunta diferente de las encuestas del censo, el análisis de Lauren Bauer del Proyecto Hamilton encontró que, en una semana reciente, unos 14 millones de niños (es decir, los niños de una sexta parte de los hogares de EEUU) no tienen la comida que necesitan. Esto es cinco veces más alto que antes de la pandemia.

Sentencia que “Las familias afroamericanas, latinas y asiáticas con niños han sido golpeadas aún más severamente que las familias blancas con niños”.

“El hambre no se ve igual en todas las comunidades”

Ami L. McReynolds, oficial jefe de programas e igualdad de Feeding America, asegura que esta institución posee una red de más de 200 bancos de comida y sobre 60 mil lugares que proveen alimentación mediante distribución. “Conectamos a la gente a recursos contra el hambre”. Subraya que “Hay 60% de incremento en la demanda de este servicio, muchos de ellos eran antes nuestros donantes o voluntarios”.



Ami L. McReynolds/Cortesía EMS

5,5 millones de personas mayores están teniendo problemas de alimentación. Destaca que Meals on Wheels está haciendo un gran trabajo con ellos, al igual que Feeding America. “Continuamos buscando aliados para atender a esta población”.

Hay más demanda y mucha menos oferta de comida por la pandemia desde mediados de marzo. Estamos lidiando con esto apoyados con nuestros socios y aliados.

La vocera se pregunta a sí misma: “¿Por qué hay hambre en el país más rico del mundo?” Y se contesta: “Hay muchos obstáculos, como el impacto de un racismo sistémico, barreras al transporte físico, la experiencia individual de cada persona”.

McReynolds señala que “Estamos ayudando a más gente que nunca. Antes del COVID-19 eran 37 millones, pero subirá a 54 millones, incluyendo a 18 millones de niños, durante los próximos seis meses. El desempleo está al 11% y es mayor para la gente de color”. Agrega que “Sabemos que hay muchos hogares que pueden cubrir $ 400 de emergencia, pero las limitaciones alimenticias son las primeras que aparecen en caso de crisis económica”. Por si fuera poco, el hambre es un problema 2.5 veces mayor para la raza negra que para los blancos.

Afirma que “Somos resilientes, nos hemos podido adaptar, hemos implementado métodos seguros de distribución”.

Hay protocolos de seguridad para asegurarse de que la gente pueda recibir comida sin que haya contacto; o para entregar alimentos a personas que tienen que quedarse en casa. “Estamos siguiendo guías de la CDC y departamentos de salud locales”.

Estamos asociados con la Guardia Nacional y otras asociaciones de voluntarios.

Aunque por cada comida que da Feeding America, Supplemental Nutrition Assistance Program (SNAP) entre otros, dan otra cantidad, se necesita un programa federal para ayudarnos. También confirma que cuentan con asistencia de la Federal Emergency Management Agency (Agencia de Manejo Federal de Emergencias, FEMA). “Sí, esto es un desastre”, reconoce. “Solos no podemos hacer esto”.

Finalizó solicitándole “A la gente que está pasando hambre y pobreza en este país que vaya a votar. Ellos deben ser escuchados”.

“Hablen con sus senadores”


Volviendo nuevamente con el reverendo Beckmann, este citó un estudio del Proyecto Hamilton que muestra un incremento de familias que están pasando hambre, incluso entre las comunidades blancas; pero , según refiere, “Los números son mayores en núcleos familiares latinos, asiático-americanos y afroamericanos”. Agrega que, específicamente en niños, “es 5 veces más alto que antes de la crisis”.



Reverendo David Beckmann/Cortesía EMS


Bread for the World moviliza a gente de fe para que a su vez el gobierno haga su parte. “Es importante que las personas donen, colaboren. Mi esposa hace llamadas a familias que necesitan comida. No se puede ignorar esto. Las políticas deben tener en cuenta a la gente que está pasando hambre”.

Beckmann alerta que “En este momento el Senado y la Casa Blanca no están de acuerdo en el próximo paso, eso dificulta las negociaciones. Quieren que sea un tercio de lo que pasó por la Cámara de Representantes”. Reconoce que “Todos desean pasar ayuda, sí se va a lograr algo, pero estos recortes van a ser devastadores para la gente”.

Estados Unidos acaba de tener dos convenciones políticas y en ninguna se mencionó al hambre. “No es porque no se sepa, es porque no se le da importancia”, concluye.

Resalta que “Necesitamos que todos hablen con sus senadores, hay que llegar a acuerdos con el otro partido, reforzar el programa SNAP y alimentar a los niños de las escuelas aún mientras estén cerradas. Tenemos cartas modelos en nuestro sitio web. Hay que tomar acción y necesitamos gente que nos ayude”.

El vocero recuerda que “No todas las ayudas federales están disponibles para inmigrantes. La administración actual ha cambiado la ley y muchos que quieren avanzar hacia la ciudadanía tienen miedo de tomar asistencia federal, porque creen que eso los puede afectar. Las personas indocumentadas casi no reciben nada, pero no hay manera de arreglarlo ahora. Tomará una o dos elecciones solucionarlo”.

Destaca que “Para promover recuperación económica y controlar problema del hambre debemos controlar el COVID-19. El progreso contra la pobreza es algo que no se va a terminar con darle a la gente comida, la gente debe tener el poder de comprarla”.

Considera que hay que invertir en oportunidades, trabajo, creación de ingresos, dar pasos hacia la ciudadanía a los indocumentados que están escondidos en la sombra y siguen pasando hambre.

“No piden que les den dinero, sino la oportunidad de poder trabajar y cuidar de sus familias”, concluye.

Comida sana, comunidades empoderadas

Jovanna López, cofundadora del People´s Nite Market de San Antonio, en Texas, es una activista ambiental que trabaja en el tema del hambre. Su motivación es “Proveer algo que dé a la comunidad de San Antonio (Texas) acceso a frutas y vegetales frescos, no se estaba haciendo, no había comida asequible y orgánica”. Agrega que “Trabajamos con las comunidades de razas negras e indígenas; con afganos, con gente de Birmania, con personas indocumentadas”.



Jovanna López/Cortesía EMS

Para definirse a sí misma, explica que “Soy una promotora alimentaria conectando a la comunidad con gente que le da acceso a frutas y vegetales frescos, alimentos mucho más saludables que los que ofrecen los bancos de comida”.

Relata que han estado lidiando con lugares donde se daban ensaladas malogradas. “Cuando empezó el COVID-19, la pobreza y el hambre se elevaron. Encontramos gente atrapada en sus apartamentos, personas mayores o que no tenían acceso a transporte, o que padecían problemas inmunológicos. Dejaron de comer a menos que alguien les llevara comida. Recuerdo una historia de una señora de 85 años, a quien su familia estaba visitando con poca frecuencia. Solamente estaba comiendo pan, y trataba de racionarlo porque no sabía cuándo le llevarían más. Ahora le entregamos cajas de comida nutritiva, arroz y frijoles”.

Es solamente un ejemplo de lo que están haciendo. “Hemos tenido problemas con representantes públicos que no nos ayudan, y eso nos duele. A veces tenemos mucha gente sentada en el estacionamiento esperando por alimentos y es triste tener que negárselos, porque no tenemos la capacidad de ayudarlos a todos”.

Sin embargo, considera como una victoria el anuncio de la Autoridad de Vivienda de San Antonio, respecto a que no va a desalojar a ninguno de sus residentes.

Afirma que “Muchas cosas están pasando por culpa de las compañías constructoras. Hay muchos obstáculos para que la gente deba cultivar su propia comida, debemos darles ese poder a las comunidades”.

“Estamos luchando contra el Departamento de Desarrollo para tratar de cambiar las políticas. Empezar una pequeña granja cuesta 20 mil dólares, no mucha gente tiene el dinero para eso”.

Asegura que están buscando que los residentes inicien su propia coalición para tener acceso a lo que puedan necesitar. “Ellos no tenían los recursos para estar listos para lo que se venía”. Y aconseja: “Debes conocer al concejal de tu comunidad, porque el te pondrá a la vez en contacto con otras personas”.

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