La frase “Ley y Orden” se ha incorporado en las últimas semanas a la discusión política dentro de la opinión pública estadounidense. Y ha sido objeto de polémica, porque distintos sectores de la sociedad la perciben de maneras diferentes.
Foto referencial / Life Maters-Pexels
Por un lado, existe temor creciente hacia la violencia y la delincuencia; por el otro, aumenta el clamor para incrementar la justicia racial. Todo esto está sucediendo en el marco de protestas de calle en distintas latitudes del país, que parecen abrir aún más la brecha.
¿Hay manera de encontrar un piso común a objetivos que parecen opuestos?
Un problema desde el origen
Michael German, del Centro Brennan para la Justicia, Libertad y Seguridad Nacional, fue agente especial del Buró Federal de Investigaciones, FBI. Le inquieta que no haya una estrategia sobre la supremacía blanca y la violencia de la extrema derecha. “El gobierno federal no le da importancia, los estados tratan de evitar el tema”.
Michael German/Cortesía
Opina que es un tipo de terrorismo que está muy politizado.
Según afirmación de German, “La violencia de los blancos se ignora o se permite por parte de los oficiales del gobierno, incluso del presidente”.
El experto señala que el FBI no hace seguimiento a la violencia de los supremacistas blancos, no lleva el apunte de esos números. Considera que esto esto es un problema, porque cuando se detiene a alguien por una falta menor –una infracción de tránsito, por ejemplo– la policía no tiene manera inmediata y efectiva de verificar si el individuo está vinculado a ese problema.
Sobre la presencia de supremacistas blancos en cuerpos policiales, explica: “La profesión de policía atrae a ciertos tipos de personalidades inclinadas a ser militantes en el supremacismo blanco. Son blancos y hombres”.
Considera que parte del problema es que hay ciertos policías agresivos y a ellos se les premia cuando actúan en áreas donde hay muchos crímenes. A eso hay que agregar que “La sociedad de hoy está políticamente muy polarizada, la división es enorme”.
Recuerda que “Desde que nos formamos como nación, éramos un proyecto de supremacía blanca, de colonización. Esto fue codificado dentro de la ley por cientos de años. Había gente de color que no podía estar en ciertos lugares y la policía tenía que hacer que esto se cumpliera”.
–¿Cuál es el aumento real en el número de homicidios?
–Existe una percepción de que el crimen se está incrementando; pero hubo más homicidios a principios de los 90 y desde entonces empezaron a bajar. Comparativamente estamos en niveles bajos, si lo revisas año a año.
German fue consultado sobre el miedo de la gente al crimen y la violencia asociado con las protestas, que ha sido avivado y usado de manera política para la campaña de noviembre.
“De parte del gobierno ha habido un esfuerzo para presentar esto como agitadores externos, anarquistas o ANTIFA, pero estas no son protestas antifascismo. Son preocupaciones legítimas expresadas por miembros de la comunidad”.
Alerta que cada vez que se escucha de agitadores externos, “hay que tener cuidado, porque se piensa que son personas externas a la comunidad” y esto conllevaría a aceptar un mayor uso de violencia por parte de la policía. “Si la comunidad que juraste proteger protesta por tu comportamiento, es difícil hacerles daño; pero si se justifica por ser agentes externos, entonces sí estaría permitido”.
Reconoce que los disturbios civiles pueden ser un problema, “pero no son nada comparado a lo que sucedía en los 60 y los 70”. Explica que por eso es importante entender los datos.
Sin embargo, agrega que sí hay una estrategia de alcance nacional para enfrentar el supremacismo blanco dentro de la policía. Confirma que “Los estados están trabajando para que sus agentes tengan un mejor comportamiento ante el racismo”.
Finalmente, aconseja que “No hay que repetir simplemente lo que el gobierno alega. Hay que tener cuidado en buscar los hechos, sin sensacionalizarlos”.
Conocimiento y educación contra la injusticia
En 2001 el único hijo varón de la doctora Dorothy Johnson-Speight fue asesinado por un puesto de estacionamiento. Tenía 24 años y se había graduado de college. En 2003, ella comenzó con Mothers in Charge (Madres a Cargo): “Fue la manera de lidiar con mis lágrimas y mi pena”.
Dorothy Johnson-Speight/Cortesía
Cuando mataron a su hijo tuvo que explicar a mucha gente que él no andaba en pandillas, que no encontraron alcohol ni drogas en su cuerpo. Y es que la mayoría abordaba la historia desde el prejuicio, porque era un joven afroamericano.
Hoy la doctora Johnson-Speight es la directora ejecutiva de Mothers in Charge y la iniciativa tiene alcance nacional, dedicándose a apoyar al las familias contra la violencia y a mejorar las condiciones de vida en las comunidades.
Comenzaron a hacer hincapie en la injusticia de la cual eran objeto. “Es muy importante la justicia racial. Esto ha sido todo un viaje, porque antes no lo entendía; pero al trabajar con tanta gente impactada lo he entendido”.
Dorothy afirma que “Lo que le pasa a un hombre negro usualmente no le pasa a uno blanco”. Y ejemplifica: “Expliqué a mi hijo, cuando sacó su licencia de conducir, qué hacer si te detiene la policía. Eso era un miedo presente. No tienen idea si no han pasado por eso”.
Y narra otra experiencia propia: “Soy mujer, me encanta verme bonita, entro a tiendas a ver cosas; pero entonces me siguen porque soy negra y creen que me voy a robar algo. Lo mismo pasa cuando un hombre negro conduce un carro costoso, la policía lo detiene porque piensa que se lo robó”.
Cree que el caso de George Floyd visibilizó este patrón de vieja data y que a raíz de ese hecho, muchas personas están tomando una posición al respecto.
Hace un llamado: “La injusticia en cualquier lado es un problema para la justicia en todos lados. Esto podría pasarle a un miembro de tu familia. Hay que enfrentar lo que está mal”.
Asegura que han tomado posición en cuanto a lo que pasa con los departamentos de policía y el sistema de justicia, porque hay un racismo sistémico. “Te pasan cosas por el color de tu piel. Estamos enfrentando esto con conocimiento y educación, estamos trabajando en la defensa participatoria. Estamos educando sobre las injusticias en el sistema de justicia”.
Y finalmente, agrega: “Necesitamos un cambio que empiece desde arriba, allí deben entender lo que está pasando, no negarlo. Nadie estará seguro hasta que todos estemos seguros”.
Reimaginando la seguridad
“Hay comunidades que han sido sacrificadas en nombre de la seguridad, de la ley y el orden”. La frase pertenece a Raj Jayadev, cofundador de Silicon Valley De-Bug, dedicado a desarrollar la defensa participatoria en San José, California.
Raj Jayadev/Cortesía
“Se supone que la premisa es tener más ley y orden y por lo tanto, más gente en la cárcel. Esto es un problema para las comunidades de color, Son criminalizados, perseguidos y encarcelados. Incluso se termina disparándoles. Hay que reimaginar la seguridad, hacer que sea para todos”.
Y se pregunta: “¿Cómo llegaremos hasta ahí?” Complementa diciendo que este es un momento para reimaginar la seguridad.
Explica que si uno protege a los que están en un lado solamente, termina afectando a quienes están al otro lado del espectro. “Hay que proteger también a quienes han sido más oprimidos, eso conducirá a una mejora para todos. Por eso es importante Black Lives Matter”.
En su localidad de residencia tienen una tasa de crimen bastante baja; pero existen comparativamente muchas muertes causadas por la policía. “Aunque estamos en una de las ciudades más progresistas, también se ha infiltrado la discusión política y está afectando decisiones locales”.
Solicitan datos reales, porque considera que hay sensacionalismo en las noticias. “Los crímenes han bajado 22% y los crímenes violentos en 28% respecto al año anterior. Esto ha permitido estabilizar a la comunidad y encontrar una nueva versión en la seguridad”.
Esa circunstancia también ha ayudado a exponer más al racismo. Relata que existía un grupo de Facebook que ya se cerró, porque uno de los miembros –policía activo– mostraba lenguaje supermacista blanco dirigiéndose a gente que tiene autoridad legal para matar.
Otros reían y lo aplaudían. Todos eran oficiales que estaban en funciones durante las protestas. “Este es el miedo que tenemos. Esto sucede en una institución que tiene la capacidad de matar y de quitar la libertad”.
Continúa relatando que “Nuestro alcalde, demócrata y quien tenía aspiraciones más allá de San José, añade actualmente leña al fuego. Enviaron a la policía, dispararon gas lacrimógeno y balas de hule. Esto nunca había pasado aquí a nombre de la ley y el orden. Fuimos a su casa y la manera en la que él reaccionó fue denunciar a los medios que éramos pandilleros amenazantes, según el prejuicio que había hacia los hombres negros jóvenes en los años 90. Esto lo usó Donald Trump”.
Jayadev afirma que es posible “Alejarnos de la idea de la ley y el orden y buscar otras maneras de abordar esto. No es algo hipotético. Temas de salud mental y dar otras oportunidades, esas son las conversaciones que se están dando”.
Relata que “Cuando se llama al 911 llega un oficial que tiene un solo libreto: usar la violencia. La policía tiene que contratar a expertos en salud mental, a quienes respeten a las comunidades y a otras culturas”.
El experto piensa que “Entonces la persona que llama podría recibir la ayuda que busca de parte de alguien que sepa cómo resolver sin tener que matar a alguien.
Esto va a dictar cómo será el futuro”.
Comments